jueves, 30 de septiembre de 2010

MUJERES EN EL NORTE








El listado ya existe. El listado de todo lo que a estas 5 amigas les ha pasado en muy pocos días. Queda bien guardado y, por diós, sepultado.
Hacía mucho que esperábamos este viaje. El reencuentro.
Aún no nos habíamos demostrado cuánto hemos cambiado. Esas señoras que llevamos dentro han salido a pasear por el Norte y se han quedado analizándo y admirando una grand obra de arte contemporáneo hecha de silicona. Bueno, también le metían la mano para ver cuán viscosa era. Pero eso se lo perdonamos.
También les perdonamos esas pizzas con Sálvame. Esa revolución en Bataplán. El olor de pies. Los pantalones blancos. La indecisión. La altura y la pesadez.
A esas señoras que se han reecontrado bien arriba, se lo perdonamos todo, todo y todo.

viva jaime.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

AMOR DE MURCA





AMOR DE MURCA from camila falquez on Vimeo.


Llegó la mayor fiesta. la despedida del verano. el fin de un ciclo. los colores. las guirnaldas y el regueton. todo junto. revuelto. y feliz.

viernes, 17 de septiembre de 2010

viernes, 10 de septiembre de 2010






A todas horas oía sus agudas voces. También oía sus pies descalzos correr desde que amanecía. Toda la casa era de ellos. Aunque no estuviesen ahí, podía notar que era su territorio. Las libretas destrozadas en una esquina. Los uniformes del día anterior tendidos en el jardín. La olla de arroz gigante, que trabajaba sudando todo el día. Las diminutas literas. Las sandalias de plástico que parecía que un ratón se las hubiese comido de desayuno. Todo absolutamente sabía a niños en esa casa.
Querría estar ahí y tropezarme con sus juguetes de vez en cuando.

sábado, 4 de septiembre de 2010




Mi taza de té. Comer arroz. Bailar en el templo. Bañarme en el rio. En el rio más bonito que he visto nunca. Enseñar a nadar a mis amigas Nepalís durante el primer baño de su vida. Siempre con ropa, tejanos y camiseta (jamás una mujer con biquini, por Dios). Pelar patatas con cinco mujeres con vestidos de todos los colores. No hablamos el mismo idioma, pero tampoco importa. Servir arroz a los niños. Enormes platos que engullen sin decir palabra (es el unico momento del día en que hay silencio en la casa). Ponerles los uniformes a los pequeños. Esos complicados uniformes que se les enredan a cada paso que dan. sudar. mucho. El calor de mi vida. Trabajar en los arrozales. Todas las campesinas me enseñan, lo hago fatal. Cantar canciones Nepalís. El dueño de la casa toca el tambor y su mujer, la pandereta. Los niños cantan, como un coro francés (pero con ropa sucia y llena de agujeros). Llevar el complicado Sari. Hacer ofrendas a los dioses. Ir a comprar verduras, siempre de huerta, de colores brillantes. Atardeceres de color fucsia que siempre ocurren mientras juegas reñidos partidos de futbol con todos los niños del pueblo. Son de goma; se caen, se pegan, se tiran hasta rocas, y solo rien y rien. La bola está medio deshinchda, pero el partido no se para. Me lo tomo super en serio y les encanta. las niñas miran, se mueren de la risa cada vez que a bola me mancha la cara, las piernas, los pies. El barro está por todas partes. La lluvia convierte las calles en rios cada noche, y el campo en el que jugamos se convierte en un peligroso charco que hace que me caiga a cada paso que doy. Las vacas, cabras, gallinas, bichos, ranas, ratones que conviven conmigo, que se cuelan en mi cuarto. Esas profesoras de inglés, ahora intimas amigas. Esas señoras, todas quieren casarme. Me presentan a sus hijos, me invitan a sus casas. Las cartas de los niños. Los deberes mal echos. El arroz con leche de buey. El buey que cada mañana sacas a pastar. La fiesta de despedida a la que viene todo el pueblo. En el jardín, con grillos que suenan de fondo. El Sari que te regalan, llorando de emoción. Los niños que no me dejan ir . Se me cuelgan del brazo, pegajosos, llorosos. Abrazo gigante. y hasta muy pronto.
Vuelvo ya a casa. Queriéndome quedar, muchisimo tiempo más!